lunes, agosto 24

Desperté estando adentro de mi cerebro.
Poco a poco me acerco a mi ventana y toco el vidrio que está empañado y moja mi palma. Las gotas son absorvidas y realizan un viaje por dentro de mi cuerpo a una velocidad supersónica. Desde mi ventana se ve un callejón oscuro donde crecen unas flores hechas de electricidad. Son azules y con el viento hacen un ruidecito suave muy suave. El viento a veces hace que le lleguen un par de chispitas a mi vidrio. Nada serio.
Dentro de mi habitación se desencadena un suceso poco usual que los expertos denominan Voesra, y que consiste en un agujero que se abre en alguna pared y se pone a vomitar algo así como un universo completo. El universo que está ensuciando mi pieza es fluorescente y es una masa negra negra de textura similar a la bilis que en su interior tiene miles de formas cual fetos que se retuercen en la viscocidad del fluido. Las formas son lo fluorescente. Y hay unas que son circulares y como del tamaño de un velador. Una de esas comenzó a emitir un sonido. Un sonido sórdido y salado, pero azul marino. El sonido es muy vibrante y perfora mi cerebro, hace que éste se desenrolle, y empieza a ocupar cada ves mas espacio en mi cabeza, pero no me preocupa, ya que al tocar los límites de mi craneo, el cerebro se vuelve vapor fuccia, y sale de mi interior, difuminandose en la pieza. De pronto me percato, con extrañeza, que ese vapor huele a chicle. En un momento dado, mis manos se ponen frías, y es como si estubiesen rodeadas por un aura polar, que se transforma en dos cubos de hielo esféricos, uno en cada mano. [La verdad, es un error decir que son dos cubos de hielo esféricos, por el hecho de afirmar la existencia de un cubo esférico, pero es eso lo que son; cubos de hielo en forma de esfera, que enfrian mis manos] y las enfrian a tal punto que unos hilos metálicos comienzan a aventurarse por dentro de mis antebrasos, y luego el brazo entero, y forman un sistema nervioso de metal. Los nervios metálicos,tras mucho crecer, terminan en puntas espiraladas, que me salen por los poros. Éstas puntas son del mismo color que el vapor fucsia de mi cerebro, mi cerebro expansionado que ya no es cerebro sino sólo sonido. El sonido perforante, ese que proviene de la cosa redonda de adentro del universo invasor, vibra al mismo tiempo que el sonido que hacen las flores azules de afuera. Así todo se cierra. Es un círculo. Es perfección. O mas bien es como una cápsula. Las flores eléctricas son el frío metal-nervioso. Los nervios son las gotas que entraron por mis palmas al tocar el vidrio húmedo. Las gotass son el cerebro. El cerebro es el sonido. El sonido son las flores. Ésta cápsula es el universo invasor posesionandose de mi cuerpo e inundando mis sentidos exaltados.

4 comentarios:

mepaséunrollo dijo...

viajé.
y muté y muté y remuté y me enamoré.

aunque el azul siempre me ha dado cierta desconfianza.

Maca dijo...

woo
como que
sufrí con tanta cosa
invasora
y los espirales de los poros
chuta
muy místico
saludos gitano

Emilio dijo...

oye, a'un tienes ese libro de Michaux que habla acerca de la mescalina?

esta bit'acora est'a juntando polvo..

Anónimo dijo...

hey hace cuanto tiempo no ves esto.. y quizas en cuanto tiempo mas no lo vuelvas a ver...

hoydia me pasie poir el mio y vi varios comentarios tuyos y te heche demenos

mil besos...